Pero no hablemos de historia más bien debatamos sobre la vieja escuela. Motociclistas forjados en una época donde el verdadero combustible que movía una moto era el empeño, la tenacidad y el corazón de jóvenes audaces sin más equipo que el que la naturaleza les proveía, rudimentarios cascos chamarras desgastadas y zapatos industriales que ya quedaban desechados para ser de segunda mano, motociclistas de carreras, de aventura, que lo mismo se probaban en algún óvalo improvisado en un estadio universitario como en una pista de motocross en algún terreno lejano, y las aventuras de tomar carretera con destino a alguna playa como Acapulco sin más bendición que la de varias bujías y un pistón en una poderosa islo de 175 cc... ah que buenas anécdotas podemos llegar a escuchar de esos viajes en voz de los propios viajeros… ¿Cuántos de nosotros quisiéramos considerarnos parte de “ La vieja escuela”?, pero es un título al que solo son y serán acreedores aquellas personas que han sido protagonistas de esas aventuras de las que todos hemos podido escuchar alguna vez de boca en boca...
En definitiva pertenecer a la vieja escuela jamás se distinguirá atraves de un parche en el chaleco, más bien, se verá en cada una de las reverencias que con todo respeto le brindamos a esos grandes amigos de la carretera. Un café y a rodar... Espero volverlos a encontrar y aprender más de esos viejos maestros de motocicletas.
Jorge Villaseñor "Keiko"
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